Septiembre 19, 2017. Aproximadamente a la 1PM, horario de la CDMX

(Esta publicación la escribí dos días después del temblor del pasado 19SEP-2017. Pero la tensión provocada por


El 19-SEP-2017 se vivió en la CDMX, Puebla y Morelos un sismo muy fuerte que dejó sin vida a varias personas; sin casas a muchas otras y a los habitantes de dichos lugares con miedo, espanto, temor a volver a escuchar la alarma sísmica.

Imágenes como las siguientes, son las que estamos viviendo y viendo constantemente:



Este blog, desde hace 10 años, ha estado dedicado a tecnología Oracle. Pero me parece prudente dejar a un lado el aspecto tecnológico y resaltar unos puntos de los vividos durante estas largas jornadas de desesperación y angustia.

La forma en la que los habitantes de la CDMX han reaccionado para ayudar a las personas afectadas es incomparable. Todo tipo de ayuda se ha estado dando:

1. Comida
2. Herramientas
3. Utensilios
4. Dinero
5. Apoyo en sitio
6. Cadenas humanas para repartir la ayuda
7. Informando a través de redes sociales
8. etc

Incomparable es la palabra correcta para describir la reacción de la sociedad. Y esto es lo que quiero señalar en este post y relacionarlo con mi trabajo.

Esta reacción ha sido para ayudar a los afectados, sin importar quiénes son, de dónde son. Sin importar si son amigos, familiares, conocidos, vecinos. Simplemente la intención es ayudar.

Todos fuimos afectados de la misma manera. Todos tuvimos esa misma sensación y sentimiento de que esto podía ser el final.

El día del temblor, durante mi recorrido de vuelta a mi casa (Angel de la Independencia a la Alberca Olímpica), pude darme cuenta de los daños inmediatos causados por el terremoto. Todos los que caminábamos teníamos la misma cara de angustia y seguramente íbamos pensando en lo mismo: en la salud de nuestros seres queridos.

Como ya dije, un porcentaje alto de la población se volcó a ayudar sin importarle nada mas que el acto de servirle a alguien mas.

Para los que me conocen saben que soy cristiano y me gusta mucho hablar de la idea de: hacerle al otro lo que me gustaría me hicieran a mi. Y eso es lo que vi en la gente ese día. Estaban haciéndole al otro lo que les gustaría les hicieran a ellos en caso estuvieran atrapados o sin poder comunicarse con sus familiares después del terremoto, es decir: ayudarles, servirles.

En lo que me dedico profesionalmente hablando,  la industria TI, hay muchas envidias. Todos los días hay momentos de ese estilo. Hay gente que le da mucha envidia que los demás sean exitosos. Que se meten el pie para que el otro no pueda seguir creciendo.

En ciertas situaciones, hay gente que se dedica a buscar siempre su propio beneficio. Que vive de su ego y que no le importa sino que lo reconozcan; no le importa que el proyecto salga bien, sino que sea reconocido como héroe o el que sabe mas.
Gente que señala errores, por mínimos que estos sean.

Hay mucha gente que levanta falsos. Gente que solo por fastidiar se inventa historias sobre tu trabajo.

Bien. ¿Por qué no actuar como actuamos ese día del terremoto? ¿Por qué no seguir con esa misma actitud y dejar de molestarnos los unos a los otros? ¿Por qué no poner el bien común por arriba del beneficio propio, por arriba de nuestro ego?

En la empresa que yo dirijo (en conjunto con mi socio Ricardo González) algo que siempre hemos promovido es el apoyo en equipo. Todos nos ayudamos. Eso ya es parte de cualquier miembro de S&P. Puedo decirlo con orgullo y con la tranquilidad que eso provoca. Todos somos responsables y todos nos cuidamos, tanto en nuestras actividades profesionales como en las personales.

Lo que estoy señalando es lo que vivimos diariamente en la industria, en este mercado de TI en México en donde la envidia es el común denominador.

Espero y confío que estos momentos sirvan de reflexión para no molestarnos en nuestras actividades diarias. Que sirva para dejar de lado las envidias y las habladurías. Que así como ayudamos a los afectados del sismo, nos ayudemos en nuestras labores profesionales.